La artesanía popular, cada vez menos, se desparrama por distintos núcleos de la población rural. En un censo de esta actividad, realizado por técnicos del Servicio de Extensión Agraria en 1980, se conocía la existencia de artesanos de sombreros (Xallas, Arzón, Liñaio), cestos (Aro Lueiro, A Barquiña, Liñaio), corozas o capas (A Barquiña) y piedras de filloas (Liñaio). Luego la producción anual conseguía la cifra de cuarenta o cincuenta piezas, con una comercialización en los comprados comarcales de Negreira, Noia y Santa Comba, aun que dominaban que trabajaba sólo para las necesidades caseras.